Anacronismo. No es la misma mirada años despues.....

Written By dindel on viernes, 16 de julio de 2010 | 11:14


"Puedo ver mis pasos en el futuro al revisar las miradas de mi pasado... solo espero no divagar mucho tiempo entre recuerdos"

Mirada  atrás
Por: Alejandro D. Jiménez Schroeder (2004)

Inicio esta historia con el final de este capítulo, donde las palabras escritas después de tanto tiempo siguen cobrando el significado que desee: el de la importancia sublime de cada letra aprendida desde mi infancia. Y ahora, que he llegado a estas instancias, las palabras deben realizar una retrospectiva de mis pasos con el fin de socavar de mi espíritu cada sensación, cada sentimiento, cada pensamiento fabricado por mí en todos estos años y que no había expresado.

De esta forma aparece en mí el enigma de escritor, ¿Como referirme de mí mismo de forma que las palabras no carguen ni una gota de osadía ni  insolencia?, hablar de  mí con equidad y justicia para que a partir de la imparcialidad pueda reconocer en este tiempo cuáles han sido mis aciertos y mis errores sin caer en el equívoco de magnificarlo. ¿Como mirar atrás en retrospectiva para saber en que he errado para poder seguir e iniciar una nueva etapa?

La solución, aunque confusa y absurda, está en él, desde un tercero; desde aquel que ha visto la luz del sol tantas veces como yo,  aquel que me conoce más que nadie, aquel que me aplaude en las buenas y  me hace ver sin titubeos cada equivocación, aquel que calla  en mis momentos de reflexión para que pueda escucharme, aquel que conozco como sabio aparece en el silencio, y con su desmesurada virtud me aconseja con la voz del viento.

De esta forma doy inicio una mirada atrás, una mirada del mundo que hoy en día me acompaña en las sombras, me acompaña cuando estoy asustado, temeroso, vacío y cuando busco en lo trágico de la desolación una esperanza.

Pero acuérdate que al pasar el tiempo y empuñar un lápiz no podrás ocultar al mundo; simplemente podrás forjarte una utopía para seguir adelante cada día y así volver a nacer en el mundo que deseaste, donde no tengas una voluntad tan abolida como la de hoy…  tan frágil. Una voluntad que no tienda a desmoronarse con el viento en cualquier momento y no amenace con colapsar tu universo.

Desde ayer, te refugiaste en las letras, y los textos que  escribiste se volvieron cada vez mas estilizados, mejores, más profundos; “estructuras que expresaban al yo interno que sentía, que deseaba vivir”.  Y  tu lápiz siguió corriendo al girar el reloj una y otra vez mientras la tinta que usabas se hacia con los años cada vez más densa... una tinta que me mostraba la transformación que tuviste con los años de niño a adulto.

Pero no siempre el mundo fue negro. Cuando pequeño tus jardines tenían flores de colores, tu universo aunque más pequeño que ahora, tenía palabras más bellas. Sentimientos más sencillos que podía expresar con palabras. Palabras que me permitieron conocer desde el cielo hasta el infierno con el  único anhelo de atar a mi ser la magia de las letras con la cual dominar la fascinación de mi ser, o simplemente con las cuales pudiera expresar cada lágrima de inspiración que dejaba caer.

Recuerda que hace más de diez años te internaste en diversos mundos con tus letras y el ansia de conocer te llevó de un libro a otro, de un autor a otro, de un paisaje a otro. Una exploración que pudiste hacer desde las letras de la esperanza, una exploración que te permitió tener  lo que hoy conoces como tus primeros cuentos.

Hoy simplemente retomas aquellas palabras como objetivo de vida al ver que esta luz que nace desde las letras hacen de faro a tu vida, y es la única luz que ves a la distancia, la única luz que te permite anhelar que al caminar por este camino puedas aprender algún día a trasmitir a aquel que no conoces el sentimiento irresistible del llanto, de la risa, del canto, la desesperación, el asco, el odio, la euforia, hasta llegar a la muerte…

De ayer recuerdo muy poco, y de ese poco que está en mi mente aun siento el silencio de los pasillos de tu escuela mientras los demás estaban en clase. Estabas sentado viendo la soledad, el pasar del tiempo y supiste qué tenías que hacer. Estabas sentado junto a las materas acogiendo la soledad como escudo ante algo que era incapaz de lastimarte; y la gente se alejó, dejó con el tiempo de verte más: moriste sin desangrar hasta que  gritaste de dolor, pero nadie vino a ti. El silencio de los demás te cortó las venas nuevamente y aún así no pudiste llorar. En cambio, entre tu sangre te embriagaste de dolor hasta que la rutina y el tiempo te acostumbraron, haciendo un regreso a tu sueño cada vez mas difícil.

Nuevamente las palabras en este instante de tu vida recobraron la importancia entre lo social y lo cotidiano sin ser lo que deseaste. Recuerdo que con tus primeras palabras no dijiste todo lo que pensaste, ni ella tampoco. Esperabas que te diera la oportunidad de decir que la querías, que supiera que tú la amabas. Igualmente aguantaste y con el tiempo la ignoraste al no saber que hacer, qué hacer ni qué decir, lo fundamental para ti.

- Ahora que tienes un esfero en tus manos, ¿Por qué no le escribes por primera vez? Envíale un mensaje con todo aquello que callaste durante meses, años.

- No, me contentaré con que tenga este mensaje:

No necesito que me mires, no necesito que me hables
No necesito que me toques para estar feliz
No necesito sentir tu boca, o acariciar tu pelo
No necesito respirar tu aire ni oler tu aroma,
Solo necesito verte junto a mí”

Le entregué el mensaje, lo leí y me di cuenta de que no era lo que quería decir; ¡no importa!, por lo menos sabe que la necesito junto a mí, a pesar de que ya me despedí.

Ahora estoy algo mejor, aunque todavía siento que tengo el interior de cristal, un cristal que ha sido arrojado contra las montañas, aplastado por los elefantes, pisoteado por las palabras y miradas de los hombres. Un cristal que a pesar de todo aún no está roto, aún sirve. Sin embargo, esto me exige que sea mejor y no quedarte con lo que tuve, me obliga a cambiar, a moverme rápido antes que termine en este sitio. Me obliga a no arraigarme a nada, y soltar todo aunque sea imposible.

Por tal motivo, no fue suficiente para ti conocer el “LEGADO DEL PRINCIPITO” y gritarle al mundo que deseabas volver a ser niño por la eternidad, porque al final te quedaste con los brazos cruzados. No bastó con saber que cada día  ibas a salir del colegio y volveríamos de “REGRESO A CASA” a una realidad que te acostumbraste con lástima, una realidad que no deseaste, que deseaste distinta. No fue para ti el “DIA DOMINGO” el mejor para descansar, cerrar los ojos y pensar en que hoy estoy aquí; porque siempre estuviste adelante.

Pensabas en flor de otoño en meses de invierno, y por eso decidirte por el pasado o el mañana no es nada fácil para ti, inclusive ahora. Cada idea que surgía de tu cabeza querías hacerla, aunque no todas te funcionaron y al verte caer te sentiste mutilado, al no poderlas hacer te sentiste limitado.

Anoche soñé en lo que sería después de mañana, pasado o después… y no supe que responderme. Estabas parado en un obelisco negro mirando a lo lejos con los ojos cerrados. Lo que vi no fue lo que me imaginaba, pero si lo que necesitaba. Vi a mi familia, los seres queridos y aquellos que igualmente lo son a pesar de que ellos no lo saben. Luego intenté abrir los ojos y no pude, porque mi vida se había convertido en algo menor que un ojo, no era ya el ser que pensaba y escribía: era una roca, un punto, un mínimo espacio en este mundo que pretendía quedarse por siempre.

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