Era una Piedra

Written By dindel on lunes, 24 de septiembre de 2012 | 21:47



Era una Piedra
Por: Alejandro Jiménez Schroeder
 “Sentí nuevamente aquel rejo sobre mis brazos y recordé el olor de la culpa. Lo había olvidado, a pesar de haber sido azotado hacía tan solo unas horas. En mis brazos aún se podían ver las cicatrices provocadas por los azotes de las veces anteriores, pero esta vez el dolor tan solo era un recuerdo de aquella primera vez.  Hacía meses que los recibía a diario. Unos por no guardar obediencia, otros por vulgar, y tenía una cicatriz en particular, en medio de la espalda, por aquel día que intenté escapar de casa. Decorados mis piernas y brazos de aquellas laceraciones exhibía mi cuerpo con vergüenza y pena por todos aquellos recuerdos que llevaba a cuestas y me recordaban mi constante errar; pero ninguna de las heridas me dolía tanto como la de hoy: Por soñar.”
 Voz del diablo

Esperé un mundo diferente, un mundo ensoñado, un mundo mejor. Uno de hadas y castillos, de guerreros sin monstruos, sin princesas ni vasallos. Un mundo igual para todos. Un tanto más metafísico, astrológico, cinético y menos racional.
Cerré los ojos y vi nacerme como piedra. En un principio pensé lo más absurdo; pensé que estaba sola pero no era así. A pesar de ello, a medida que los días iban pasando me fui convenciendo que era sí; que yo había sido lo primero y único pensado hasta ahora por Dios. Pero carecía de nombre. Intenté bajar la mirada para verme, pero al no lograrlo opté por soñar. Miré aquel cuerpo que era duro, frío, grisáceo, áspero y opaco… en resumidas cuentas, tan lúgubre, que me hizo temblar.
Luego imaginé algo, alguien, pero fue absurdo. Nadie había cerrado la brecha entre el hombre y el mundo. Aquella brecha que aún no existía porque aún así si existiera, aquellos que sería el hombre no habitaba allí.
Al cerrar los ojos, nuevamente vi que estaba solo, mi corazón se llenó de angustia y desee tener a mi lado a cualquier criminal, bestia maldita, cualquier sombra negra que pudiera tocarme. Miré con gran esfuerzo a ambos lados y mientras mi cuello se estiraba, vi no a una ni a dos….eran cientos, quizás miles de voces que estaban allí calladas y caídas sobre cada piedra.

Al entender la soledad del yo. La tuya que no te acompaña o la nuestra que calla deseé gritar y lo hice. En un estruendo alcé la voz, hinché los pulmones y arrojé al mundo un grito que solo el mar fue capaz de apaciguar.
Era un grito de dolor, un grito de protesta porque no era justo estar solo con tantas piedras a mí alrededor. Y ahora lo sé…


Estoy muerto, no me hables. Porque dejaría de escuchar este nuevo silencio.

1 comentarios:

Unknown dijo...

...te soñé gris...no un gris claro, no un gris oscuro; sólo un gris medio. Viejo y pesado como la piedra, pero certero y profundo como la flecha que clavaste en el océano.
soñé un gris medio, por que eres translúcido como el cristal y opaco como el onix: ni muy allá, ni muy acá. ¿será que el gris es dulce, ácido y amargo, o tomado salado desde el mismo mar?... el gris toma del verde la vida, toma del azúl la tranquilidad, del rojo el amor, del amarillo la luz y el calor, del negro la muerte y del blanco la pureza; el gris es un conjunto de todos los mundos posibles desde la mente y desde el alma, desde el cuerpo y desde el espíritu: ¡BIENVENIDO AL SILENCIO DE LOS MIL COLORES Y LOS ETERNOS SUSPIROS, BIENVENIDO A LA VIDA DE LOS SUEÑOS! BIEN- VENIDO A OTRA PIEDRA QUERIDO ALEJO... :)

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